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Identificando y describiendo algunas perspectivas desde diferentes autores

  • Angie G./Yurani S. /Laura C.
  • 26 sept 2017
  • 4 Min. de lectura


El siguiente texto tiene como objeto identificar y describir algunas perspectivas desde Emmanuel Lévinas, Alejandro Reinoso y Fernando Martínez, quienes abordan el concepto de otredad y subjetividad. Estos autores ofrecen un punto de partida para construir un referente acerca del reconocimiento del “otro” que interpela al “yo”. Por tanto, se expondrán las ideas de los artículos “hacia una pedagogía de la otredad: un ensayo sobre la relación entre maestros y alumnos desde los aportes de Emmanuel Lévinas”, “dimensiones de la discriminación: algunas figuras y fisuras de la otredad” y “literatura, ficción y otredad”.


Ahora bien, María Victoria Vasco cuestiona a la escuela moderna por su rol domesticador y totalizador, impidiendo el reconocimiento del alumno como ser que interpela al maestro desde su propia subjetividad. Por lo tanto, el dispositivo escolar moderno es un generador de una negación del otro (de sus pautas culturales, de sus formas de crianza, de sus deseos y proyectos) para transformarlo en un sujeto “a medida” de los requerimientos sociales. Además, el profesor es un ser que se acondiciona a las prácticas dominantes que constituye la escuela, por lo tanto hay un acto de imposición no solamente hacia el maestro, sino también hacia el alumno.

Aun así, mientras la globalización se propone emerger el sentido real educativo, encontramos autores como Lévinas quien propone una perspectiva diferente, como mostrar que la práctica del maestro debe estar contra la totalidad, que es equivalente a decir que está contral el ser (el ser para Lévinas representa el mal), en efecto, para que en la educación se de una relación ética se tiene que romper con la inmanencia del ser. O sea que tiene que haber falta de convicción, por lo que instruir es sacudir la quietud de las convicciones .


Por otra parte, se toma el concepto de discriminación en el contexto social desde la perspectiva de Alejandro Reinoso y Marcel Thezá, quienes muestran cómo en la sociedad se ha llevado a la segregación de aquellos que generan una amenaza o un peligro por ser “diferentes”, la diferencia, es decir la otredad, rompe la lógica de una sociedad que al pretender ser homogénea se cree que es más segura. Desde este punto de vista, la discriminación es generada a partir de los temores y angustias, la cual se dirige hacia sujetos que circulan en torno a ciertas instituciones tales como: locos/hospitales psiquiátricos, delincuentes/cárceles, estudiantes/escuelas.

Sin embargo, uno de los grandes dilemas hoy en día, es precisamente la administración del derecho de las personas a una individualidad propia que pueda coexistir con el derecho de los otros como expresión de la diversidad cultural. Dicho esto, se evidencia una paradoja puesto que se promueve una individualidad pero a su vez, se genera la abolición de la otredad, no se reconoce al otro en su esencia sino intenta moldearlo conforme a las necesidades de una sociedad que sólo busca ser hegemónica.


Al mismo tiempo, las prácticas educativas están ligadas a la condición actual de cada contexto, siempre y cuando se reflexione acerca de estas en diferentes momentos. Cabe mencionar entonces a nuestro último autor, Fernando Martínez, quien permite hacer un acercamiento de la realidad educativa con respecto a la importancia de enseñar literatura como mecanismo de lectura mundial. De cualquier modo, es necesario reconstruir la metodología que se usa para enseñar literatura pues ésta posibilita trabajar varios niveles en la formación de los estudiantes, entre las más destacadas; el conocimiento del otro, el entendimiento y la comprensión. No obstante, éstos están siendo opacados con el individualismo que se vive en nuestra sociedad colombiana. Comprender, conocer y entender al otro no es más que el hecho de ser un mediador de la violencia que se evidencia a diario, ya que cuando se entiende al otro se realiza un acto social que permite que un sujeto conozca su realidad como práctica social.


Sin embargo, la literatura trabaja de la mano con el proceso de identificación de cada ser, de manera tal que durante cada lectura, quien lee, logra configurar una búsqueda del sentido, el diálogo y la discusión. Lo anterior, gracias a que la narración permite saber qué siente, vive o experimenta cada uno de los personajes de un libro y, así mismo, transmitir dicho suceso a nuestro mundo real. Si se logra entender lo que vive el personaje principal de la novela, se estaría probando la posibilidad de comprender al otro que convive conmigo sin necesidad de irrumpir en su forma de pensar. De esa forma es posible nombrar que exista una intersubjetividad en la que cada quien interactúa con el otro, compartiendo lo que es y lo que se siente. En ese sentido, el hecho de poder estar con otro sujeto, entendiendo su subjetividad permite que la sociedad se encuentre estable; una práctica social educativa.


A modo de conclusión, se debe recalcar que el rol homogeneizador de la escuela se enfrenta con un mundo en el que las infancias son cada vez más heterogéneas, y se

constituyen en contextos cada vez más desiguales y con mayor diversidad cultural. Otro aspecto fundamental, es la discriminación, la cual constituye una estrategia de reducción de la incertidumbre social, es decir, aquellas sensaciones de riesgo y el peligro que demuestran algún tipo de amenaza en un contexto determinado. Finalmente, la literatura, como el arte en general, son expresiones estéticas que posibilitan aproximarnos a la comprensión, el diálogo y a experimentar nuestra humanidad en su máximo sentido, a partir de vernos en los otros.


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© 2017 por Daniela Moreno Sánchez.

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